Si las dos vigas transversales de las extremidades de la losa de cubierta descienden formando los muros externos del nivel principal, se encontrarían perfectamente con el perímetro de la losa del suelo. Si las vigas longitudinales no avanzaran veinte centímetros en voladizo amarrando y alejándose de las vigas de los muros externos de hormigón, no habría espacio para el canal superior y no se crearía una brecha en el nivel principal para iluminar indirectamente el interior. Si los lados de esa planta no fuesen muros externos de bloques de hormigón, no se formarían las fachadas de los dos planos sobrepuestos y una sombra entre ellos, y a veces un tercer plano intermedio.
Si las mesas de trabajo y comedor no estuvieran fijadas en los muros opuestos, no sería necesario tener en ambos muros aperturas para iluminación de los planos horizontales. Si la iluminación permitida por las aperturas de los muros externos no fuese directa y evidente, no serían necesarios los volúmenes prismáticos externos a modo de combogós individuales para amenizar la luz. Si esos volúmenes no estuviesen alineados con las mesas, los planos horizontales no podrían ser ampliados al exterior.
Si las dieciséis vigas trasversales de la losa de cubierta no avanzaran cinco metros y medio en voladizo en ambos lados, las juntas no podrían ser solamente escuadrías de vidrio sin cualquier otro tipo de protección. Si las vigas de la losa del nivel principal no avanzaran apenas dos metros y medio en voladizo en la fachada del fondo, contra tres metros y setenta centímetros en la fachada principal, no habría protección suficiente para la escalera exterior y la losa de cubierta no podría ser interrumpida un metro antes de tocar la extremidad de las vigas. Si no hubiese un muro longitudinal que remata las extremidades de las vigas de la cubierta en la fachada del fondo, el interior del edificio no podría ser iluminado indirectamente por la luz que pasa entre las vigas y refleja en el muro.
Si las escuadrías de acero y vidrio no fuesen moduladas con los mismos 1,7 metros de distanciamiento entre las vigas transversales, ellas no darían la continuidad al panel fijo de vidrio que se encuentra en el espacio superior entre las vigas. Si los marcos de las escuadrías no fuesen sustentados solamente por las vigas trasversales de la cubierta, los alféizares y vanos de ambas fachadas no podrían permanecer completamente sin interrupciones. Si esos marcos no fueren solamente laterales y si el cerramiento de la escuadría no fuese solamente un apoyo en la parte externa del umbral, la transparencia del conjunto no se vería dividida apenas por las líneas verticales. Si los paneles fijos superiores no fuesen ligeramente dentados en relación a las escuadrías, no se dejaría una brecha para la ventilación natural. Si las escuadrías no tuviesen guías laterales corredizas, no se producirían las aperturas tanto encima como por debajo. Si los paneles de vidrio no estuviesen divididos en dos, el panel inferior no podría subir como una guillotina. Si los dormitorios y los espacios más privados no estuviesen distribuidos en la franja central del edificio, no habrían dos salones opuestos con escuadrías continuas.
Si los alféizares de las escuadrías de acero y vidrio no fuesen hormigonados en continuidad con la losa inferior, ese conjunto no formaría una C invertida y rotada noventa grados en relación a la C formada por los muros externos laterales y la losa de la cubierta. Si la estructura formada por los cuatro pilares cuadrados de treinta y cinco centímetros de lado, y si los dos niveles formados por las dos vigas longitudinales principales que soportan dieciséis vigas transversales, no fuesen subvertidos por las juntas y las aperturas, este edificio no existiría.
- Año: 1964
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Fotografias:Nelson Kon
